La visita continuó por otras partes del palacio (fábrica) y nos fueron enseñando todas las cosas que se hacían con el vidrio y un montón de curiosidades y anécdotas de aquellos siglos pasados. Si alguien tiene la oportunidad de visitar la fábrica, le recomiendo que lo haga. Realmente merece la pena adquirir un poquito de culturilla general y lo que allí nos enseñaron fue precioso.
A mi particularmente me llamó muy poderosamente la atención el apartado de las vidrieras. Es alucinante lo que eran capaces de hacer con varias capas de cristales superpuestos y distintas formas de colorear cada una hasta darle el aspecto final. Algunas imágenes tenían más calidad y realismo que una foto real actual. Permitidme que os muestre algunas de estas vidrieras:
Esta la he querido ampliar para que se vean los detalles de la barba. Menudo trabajo de chinos:
Y esta otra era tan real que parecía que estaba hecha en tres dimensiones directamente:
La ampliación es impresionante:
Cuando acabamos la visita, y para hacer tiempo hasta la hora de comer, tuvimos la suerte de poder disfrutar de un magnífico mercado medieval que tenían montado allí mismo, al pie de la fábrica y por las calles del mismo pueblo. Yo ya había visto muchos mercados medievales, pero este ha sido de los mejores en cuanto a tamaño y calidad, y eso que no le presté demasiada atención. La razón es porque XJ llegó justo en ese momento y salimos a recibirle Antonio y yo. Y anunque sí atravesamos las calles del mercadillo, íbamos enfrascados en nuestras conversaciones de motos y apenas nos fijamos en lo que nos ofrecían esas amables gentes del medievo. A mi me llamaron especialmente la atención las rapaces, y para ellas sí hice el esfuerzo de desviarme en la dirección que llevaba (un bar) y tirar un par de fotos:
Esta me parece preciosa. Tuve que ponerme a empujones detrás de la chica que llevaba el guante de cetrero para sacar esta foto:
Y por si a alguien le interesa especialmente el mercadillo, este es el aspecto que tenía desde el comienzo de la calle:
Desde ahí, alcanzamos el bar al que íbamos (los del mercadillo estaban de bote en bote y no se cabía, y los tres mosqueteros yamaheros nos tomamos unas cervezas y unas cocacolas aderezadas con unos torreznitos que no me dio tiempo ni a fotografiar..
Finalmente, Llegó la hora de mover al grupo de nuevo y todos los Honderos y los Yamahistas, algunos por poco tiempo, arrancamos las motos para ir a otro pueblecito cercano a comer.
Estas son las pocas fotos que hice del rato de la comida:
Y estos los comensales con los que compartí rato y charla (muy amena, por cierto):
Cuando quise darme cuenta de que tenía que hacer una foto de las viandas, esto es lo que quedaba en mi plato, lo siento:
En fin. Muchas gracias, Antonio, por brindarme la oportunidad de disfrutar de aquel día. Espero poder corresponderte de igual forma en sucesivas ocasiones. La próxima en Granda en unos días.
Un abrazo y saludos a todos,
Nashete.