Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Moderador: BLACK BEAST
- Javivi
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Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Queridos Amigos Foreros, me permito anunciaros que esta Semana Blanca tenemos la intención de Conquistar El Atlas. Sabemos que es una empresa realmente dificil ya que las temperaturas seran más que extremas, pero estamos muy animados y creemos que somos capaces de conseguirlo. Ahora comienzan los preprativos, reuniones para planificar las rutas, revisión de nuestras maquinas, cambios de neumaticos (tacos por supuesto) y compartir la ilusión previa a todos los viajes. Nuestra intención es pasar cinco días intentando cruzar el Atlas, estoy seguro que lo vamos a conseguir aunque somos conscientes de la dificultad de esta aventura ya que las condiciones climatologicas que nos encontraremos así como el estado de las pistas serán realmente complicadas. Muchos nos tacharan de irresponsables otros sentiran una enviadia sana pero nosotros estaremos realmente satisfechos no solo de conseguirlo sino tambien de intentarlo.
A partir de ahora, ire participando a todos mis Hermanos Foreros de nuestras intenciones, el programa de viaje, preparativos etc, una vez finalizada esta aventura os prometo compartir con todos nuestras experiencias.
Abrazos. Comienza la Aventura, nuevamente La Mugre Celibérica Mora se pone en marcha.
Rafagassssssss
A partir de ahora, ire participando a todos mis Hermanos Foreros de nuestras intenciones, el programa de viaje, preparativos etc, una vez finalizada esta aventura os prometo compartir con todos nuestras experiencias.
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- javinat
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Pues puedes incluirme en el listado de los que tendrá envidia sana de vuestra aventura. Mucha suerte y que disfruteis como planeais del viaje. A la vuelta fotos y crónicas de la aventura por favor. Un saludo.
Galería de fotos:
http://picasaweb.google.com/javinat.goldwing
[img]http://img294.imageshack.us/img294/9603/javinat.jpg[/img]
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- Javivi
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
javinat escribió:Pues puedes incluirme en el listado de los que tendrá envidia sana de vuestra aventura. Mucha suerte y que disfruteis como planeais del viaje. A la vuelta fotos y crónicas de la aventura por favor. Un saludo.
Gracias por tu mensaje, ya estamos más que liados, e a priori el Atlas nos esta dando muchos quebraderos de cabeza por la gran cantidad de Nieve que hay ahora, pero ¿quien ha dicho Miedo?. Ya te contaré. Pronto muy pronto.
Rafagassss
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Estos son los paisajes que nos encontraremos. Frio mucho Frio.
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Verdad que no parece Marruecos?
Rafagassss
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Muchisima suerte con ese pedazo de viaje,que todo vaya de pelicula y a la vuelta FOTOS ,muchas FOTOS
- Javivi
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Tras un estudio detallado de la ruta por el Atlas y comprobado las gelidas temperaturas de estas fechas hemos decidido cambiar algo la ruta. Seguirá habiendo Barro, polvo y nieve pero algo menos que en el Atlas. Os paso la ruta que inicialmente tendremos prevista.
Rafagas
http://img511.imageshack.us/img511/6785/uvf.mp4
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Mucha suerte Javivi porque veo que las ganas ya las lleváis puestas.
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
NanDT18 escribió:Mucha suerte Javivi porque veo que las ganas ya las lleváis puestas.
Gracias, ganas no nos faltan. Ya contaremos a la vuelta.
Abrazos;
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Querido Amigos mañana salimos hacía Marruecos. Hemos estudiado la situación actual de Marruecos y pensamos que no debe afectarnos la misma ya que si bien rodaremos por el Norte donde hay algunas movidas vamos a evitar entrar en las ciudades. Esperamos que no pase nada y disfrutar un montón a pesar del frío de las condiciones climatológicas que seguro serán difíciles. Hemos aumentado las provisiones de comida por si fuera necesario quedar por más tiempo allí y por lo que pueda pasar.
Desearnos suerte y ya lo contaremos con detalle a la vuelta.
Abrazos a todos.
Desearnos suerte y ya lo contaremos con detalle a la vuelta.
Abrazos a todos.
- javinat
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Mucha suerte, buen viaje y que disfruteis mucho de esta aventura.
Galería de fotos:
http://picasaweb.google.com/javinat.goldwing
[img]http://img294.imageshack.us/img294/9603/javinat.jpg[/img]
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Bueno espero que tengais en principio buen viaje teniendo en cuenta que os vais a encontrar de todo, asi que suerte y a el toro, esperamos con ansia las fotos y las experiencias....suerte y cuidadin
Desde una Pan., rafagas a todos, y tened cuidado ahi fuera.
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
vikingobmw escribió:Bueno espero que tengais en principio buen viaje teniendo en cuenta que os vais a encontrar de todo, asi que suerte y a el toro, esperamos con ansia las fotos y las experiencias....suerte y cuidadin
Muchisimas gracias, seguro que todo saldrá bien, vamos protegidos por el Dios de las Motos.
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Bonito viaje,
y que recuerdos .....
Disfrutar mucho, y ponernos fotos a la vuelta.
salu2
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SOY DUEÑO DE MI SILENCIO
Y
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Este es el ultimo comentario antes de salir para esta aventura, hoy a las 15 horas saldremos dsde Málaga a Algeciras, allí embarcaremos rumbo a Ceuta. Desde allí rodaremos por buena carretera hasta Ketama, donde buscaremos algún sitio donde dormir. La AVENTURA ha comenzado, ahora me quito de enmedio una reunión y para casa a repasar los "trastos" y esperar la hora de salida.
Abrazos a todos y hasta la vuelta, prometo fotos, videos, cronicas etc, etc, etc.
Abrazos a todos y hasta la vuelta, prometo fotos, videos, cronicas etc, etc, etc.
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Halcones en los nidos, anoche llegamos a las 2 de la madrugada, hoy duro día de trabajo con mucho sueño. Ahora toca descanso y pronto la crónica, fotos y video. Hay material pero hay que trabajarlo.
Marruecos como siempre una pasada de viaje, siempre es distinto por más que lo visitas te espera una sorpresa y en esta ocasión no sería distinto.
Hasta pronto Amigos.
Abrazos;
Marruecos como siempre una pasada de viaje, siempre es distinto por más que lo visitas te espera una sorpresa y en esta ocasión no sería distinto.
Hasta pronto Amigos.
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Primero la crónica, con más tiempos las fotos y vídeos:
Cuando nos despertamos el jueves pasado no teníamos la menor idea de la aventura que íbamos a vivir en los próximos días. Carlos, “Caballo loco”; Juan, “El liebre”; y yo, “Mueble bar” habíamos planeado disfrutar de un viaje en moto por Marruecos durante el puente de finales de febrero. Nuestro principal objetivo era recorrer la parte baja de la cordillera del Atlas, ya que la zona alta es totalmente intransitable en esta época del año. Cinco días. Eran cinco días. Cinco jornadas completas fuera de casa, lejos de nuestras familias, del estrés laboral y de cualquier preocupación, para rodar por carreteras magrebíes y deleitarnos con los fantásticos paisajes que ofrece el país. Sin embargo, nuestro “viaje de relax” se iba a convertir en pocas horas en una odisea que, para qué nos vamos a engañar, hemos disfrutado el doble.
A decir verdad, algo deberíamos haber sospechado Carlos y yo cuando a las tres de la tarde, a la hora exacta que habíamos fijado para salir hacia Algeciras, Juan llama para decirnos que su moto “experimenta algunos fallos”. Bien, bien, la cosa empieza bien. Bueno, no pasa nada de todas formas, puesto que podemos salir un poco más tarde. Y efectivamente lo hicimos, a las cinco en punto (hora a la que debíamos coger el ferri de acuerdo a nuestro plan inicial) colocamos una pierna a cada lado de nuestras fieles compañeras de viaje (las motos, por supuesto) y comenzamos el periplo de nuestras vidas. El próximo relato es la HISTORIA DE UNA AVENTURA.
Llegar a Marruecos fue como reencontrarnos con un viejo amigo. Habíamos estado en el país hacía apenas unos meses y ahí seguía esperándonos: paciente, con mirada cálida y sin ningún reproche. Todo estaba donde lo habíamos dejado. Muy obediente este nuestro amigo Marruecos.
La primera noche la pasamos en un albergue vacío de Ketama. El frío lo envuelve todo, se instala en nuestros huesos, parece que ha decidido acompañarnos durante la expedición. Tan amigo se hace del grupo, que a la mañana siguiente nos encontramos las motos completamente heladas. Parece que las bajas temperaturas no quieran despegarse del equipo y que hayan encontrado la solución perfecta a sus propósitos haciéndose sólidas, cuajándose, como si quisieran pasar inadvertidas cual polizones de un transatlántico.
Después de conseguir desprender las finas placas de rocío helado de nuestras compañeras metálicas, iniciamos el segundo día de viaje rumbo a Azrou. Será una jornada bastante movidita puesto que la moto de “El liebre” comienza a tener problemas de nuevo. Durante el trayecto se rompe uno de los retenes, lo que provoca que la llanta delantera se abolle. Tenemos que buscar un herrero en el pueblo más cercano que, después de algunos toques de martillo consigue, como por arte de magia, dejarla en perfecto estado. ¡Qué maestro del reciclaje! Solo necesita de una maza y una madeja de nilón para hacer de cualquier chatarra un objeto en condiciones excepcionales. Un auténtico artesano tan difícil de encontrar en las grandes urbes del mundo occidental.
Poco a poco nos vamos acercando al tercer día de ruta…el día que comienza la verdadera aventura del viaje.
El sábado, viendo las condiciones en las que se encontraba la moto de Juan, que evidentemente no podía seguir el ritmo que habíamos fijado en Málaga (a pesar de haber sido arreglada temporalmente), decidimos visitar el Circo de Jaffar y pasar allí la noche en una de las jaimas preparadas para los turistas. Nos encontramos con dos opciones para afrontar el recorrido: la más transitada y la que no lo es. A estas alturas del relato supongo que ya habréis deducido cuál cogimos: la “más chunga”. A lo largo de un solo día podemos llegar a tomar muchas decisiones. Unas, tendrán consecuencias a corto plazo; los resultados de otras, los notaremos en un período más largo. La mayoría son decisiones involuntarias de las que apenas nos damos cuenta. Pero todas ellas conforman la experiencia que vamos adquiriendo.
En este caso, los efectos de nuestra determinación aparecieron a los pocos minutos de haberla considerado; y nos han dado mucha, pero que mucha experiencia. Quizás demasiada.
El camino elegido está cubierto de barro y nieve, la mezcla perfecta para unas motos que no cuentan con cubiertas de tacos. Como es evidente, a los pocos minutos de avanzar por allí nos quedamos atrapados en una trampa natural. Decidimos continuar con el camino, muy influidos sobre todo por unos pequeños pastores que aparecen de la nada cuando menos lo esperamos. Los jóvenes nos dicen que la pista se encuentra a sólo un kilómetro del punto en el que nos encontramos. Con esta frase nos guían durante unas horas, parecemos unos sabuesos en busca de un rastro, totalmente cegados, pues pensamos únicamente en llegar a nuestro destino, a pesar de que las condiciones se vuelven más hostiles a cada paso que damos. De repente, nos encontramos al final de un camino que desemboca en una empinada cuesta abajo, un inconveniente totalmente inesperado que hace que nos detengamos a pensar detenidamente cómo vamos a afrontar el reto. Es el momento de que seamos realmente conscientes de la situación en la que nos encontramos: estamos perdidos en mitad de la nada, con unas motos que no pueden avanzar, sin agua y acompañados de unos adolescentes que no entienden nuestro idioma y nos dan falsas esperanzas. En este instante no hay tiempo para las lamentaciones, no pasé miedo, lo único que pensé es que las motos no saldrían de allí. Haber tenido miedo habría significado el fracaso inmediato. El pánico te paraliza, aturde la mente, mezcla los pensamientos, crispa los nervios y te arrastra a una batalla entre el “yo” que quiere salir adelante y el “yo” que espera que la solución surja por sí sola. Con miedo esa batalla se pierde siempre. Por ello, nos mantuvimos serenos y meditamos detenidamente la forma de bajar la pendiente. Con ayuda de nuestros nuevos amigos bajamos uno a uno montado en su moto mientras que el resto del equipo se mantenía a ambos costados del vehículo. Una vez que superamos el desafío nos dirigimos a un universo nuevo. Los jóvenes que nos han acompañado durante el trayecto se han convertido, inesperadamente, en pastores de un rebaño humano, nos conducen como si fuéramos unos chiquillos, casi de la mano, a su realidad cotidiana. Vamos a descubrir una dimensión desconocida para nosotros, de la que únicamente teníamos constancia a través de documentales y reportajes: llegamos al asentamiento de una tribu bereber.
Y de repente el tiempo se para. Y gira. Y se vuelve a parar. No sabemos siquiera cómo ha sucedido, pero no podemos negar lo evidente. La máquina de Wells nos ha trasladado a una época anterior a la Edad Media en la que el hombre carece de las preocupaciones que agobian a la sociedad occidental. Es el ser humano en estado puro. Aún no ha sido corrompido por el dinero, el poder o el sexo y dedica sus días al disfrute de la naturaleza, a la vida contemplativa. Vive para respirar, para observar, para amar, para cuidar del rebaño. Vive para vivir.
Se produce entonces un choque de culturas. No nos entendemos, no conocemos nada, absolutamente nada, los unos de los otros, ni podemos incluso comunicarnos con palabras, pero ellos saben que necesitamos ayuda y sin dudarlo, nos la ofrecen. Nos la regalan. No esperan nada a cambio.
Media hora después ésta es la estampa: ocho individuos sentados alrededor de una hoguera cara a cara, contemplándose, sonriéndose, midiéndose en silencio. ¿Qué se dice a alguien que te abre las puertas de su hogar desinteresadamente cuando no se sabe cómo hacerlo? En este ambiente no son necesarias las palabras, con un gesto se expresa más que con diez frases seguidas. De repente uno de “los nuestros”, que es médico, se da cuenta de que una de las hijas de nuestro salvador cojea y en seguida le preguntamos (de la mejor forma que podemos) qué le ha sucedido y si podemos reconocer el tobillo más de cerca. ¡Qué suerte contar con un traumatólogo en el equipo! (tomad nota por si se os ocurre hacer un viaje de estas características en el futuro: MÉDICO, MIEMBRO ESENCIAL, SI ES “DE LOS HUESOS” MEJOR). La pequeña tiene un esguince. Carlos se ocupa de inmediato del problema, le venda el pie y les explicamos que se tiene que tomar un antiinflamatorio cada día las tres próximas jornadas. Este pequeño gesto por parte de “Caballo loco” provoca un giro inesperado en la situación: nuestro salvador quiere ahora ser salvado también y, creyéndose que Carlos es un “manitas” del cuerpo humano, abre la boca para enseñarnos la dolencia que padece. En poco tiempo ha surgido una simbiosis perfecta, nos necesitamos mutuamente.
Tras pasar la noche con nuestra nueva familia, comienza a despuntar el cuarto día de nuestro viaje. Disponemos realizar una pequeña expedición sin motos para reconocer el terreno que nos rodea y averiguar cuántos kilómetros nos separan del Circo de Jafar. Es entonces cuando, después de unos cuatro mil metros a pie, nos damos cuenta de que estamos más lejos de lo que podíamos imaginar. Ante esto, comenzamos el recorrido de vuelta a la casa de nuestros salvadores, en donde además, habíamos dejado nuestros vehículos. La mejor solución será deshacer el camino que nos llevó hasta ellos. Aunque será un viaje de vuelta bastante duro, estamos preparados, puesto que hemos descansado durante la noche, ya no llevamos sobre los hombros el peso de la fatiga acumulada el día anterior.
Tras la despedida pues, iniciamos el periplo. La máquina del tiempo vuelve a ponerse en marcha para enviarnos de nuevo a la época a la que pertenecemos. Regresamos al camino que tanto nos costó superar la vez anterior. Nuestros pequeños pastores nos acompañan y ayudan a subir la empinada rampa. Ya todo comenzará a ser más fácil a partir de ahora. Las fuerzas vuelven a nuestro cuerpo y después de unas cuantas horas nos encontramos en el inicio del sendero que decidimos tomar apenas 24 horas antes y que tantas sorpresas nos ha deparado.
Desde aquí partiremos a Meknes, y así hasta llegar Tánger y a Algeciras. De nuevo en casa. De nuevo a la rutina. Sin embargo, hemos vuelto cambiados. Esta aventura nos ha abierto la mente, nuestros horizontes abarcan más terreno que hace una semana. Ha sido una experiencia única, sobre todo de convivencia. Los lazos que nos unen se ha reforzado y nos han atado además a una familia que nunca podremos olvidar. Tampoco queremos hacerlo. Nos ha demostrado que el ser humano es generoso, a pesar de que sea difícil apreciarlo en el mundo materialista en que vivimos. Se puede ofrecer todo sin esperar nada a cambio. Se puede querer sin conocer, pues amar no es besar, abrazar o llorar una pérdida. Amar es tender una mano al que lo necesita. Amar es compartir. Amar es lo que hemos vivido. Los bereberes aman, y nosotros los amamos a ellos.
Cuando nos despertamos el jueves pasado no teníamos la menor idea de la aventura que íbamos a vivir en los próximos días. Carlos, “Caballo loco”; Juan, “El liebre”; y yo, “Mueble bar” habíamos planeado disfrutar de un viaje en moto por Marruecos durante el puente de finales de febrero. Nuestro principal objetivo era recorrer la parte baja de la cordillera del Atlas, ya que la zona alta es totalmente intransitable en esta época del año. Cinco días. Eran cinco días. Cinco jornadas completas fuera de casa, lejos de nuestras familias, del estrés laboral y de cualquier preocupación, para rodar por carreteras magrebíes y deleitarnos con los fantásticos paisajes que ofrece el país. Sin embargo, nuestro “viaje de relax” se iba a convertir en pocas horas en una odisea que, para qué nos vamos a engañar, hemos disfrutado el doble.
A decir verdad, algo deberíamos haber sospechado Carlos y yo cuando a las tres de la tarde, a la hora exacta que habíamos fijado para salir hacia Algeciras, Juan llama para decirnos que su moto “experimenta algunos fallos”. Bien, bien, la cosa empieza bien. Bueno, no pasa nada de todas formas, puesto que podemos salir un poco más tarde. Y efectivamente lo hicimos, a las cinco en punto (hora a la que debíamos coger el ferri de acuerdo a nuestro plan inicial) colocamos una pierna a cada lado de nuestras fieles compañeras de viaje (las motos, por supuesto) y comenzamos el periplo de nuestras vidas. El próximo relato es la HISTORIA DE UNA AVENTURA.
Llegar a Marruecos fue como reencontrarnos con un viejo amigo. Habíamos estado en el país hacía apenas unos meses y ahí seguía esperándonos: paciente, con mirada cálida y sin ningún reproche. Todo estaba donde lo habíamos dejado. Muy obediente este nuestro amigo Marruecos.
La primera noche la pasamos en un albergue vacío de Ketama. El frío lo envuelve todo, se instala en nuestros huesos, parece que ha decidido acompañarnos durante la expedición. Tan amigo se hace del grupo, que a la mañana siguiente nos encontramos las motos completamente heladas. Parece que las bajas temperaturas no quieran despegarse del equipo y que hayan encontrado la solución perfecta a sus propósitos haciéndose sólidas, cuajándose, como si quisieran pasar inadvertidas cual polizones de un transatlántico.
Después de conseguir desprender las finas placas de rocío helado de nuestras compañeras metálicas, iniciamos el segundo día de viaje rumbo a Azrou. Será una jornada bastante movidita puesto que la moto de “El liebre” comienza a tener problemas de nuevo. Durante el trayecto se rompe uno de los retenes, lo que provoca que la llanta delantera se abolle. Tenemos que buscar un herrero en el pueblo más cercano que, después de algunos toques de martillo consigue, como por arte de magia, dejarla en perfecto estado. ¡Qué maestro del reciclaje! Solo necesita de una maza y una madeja de nilón para hacer de cualquier chatarra un objeto en condiciones excepcionales. Un auténtico artesano tan difícil de encontrar en las grandes urbes del mundo occidental.
Poco a poco nos vamos acercando al tercer día de ruta…el día que comienza la verdadera aventura del viaje.
El sábado, viendo las condiciones en las que se encontraba la moto de Juan, que evidentemente no podía seguir el ritmo que habíamos fijado en Málaga (a pesar de haber sido arreglada temporalmente), decidimos visitar el Circo de Jaffar y pasar allí la noche en una de las jaimas preparadas para los turistas. Nos encontramos con dos opciones para afrontar el recorrido: la más transitada y la que no lo es. A estas alturas del relato supongo que ya habréis deducido cuál cogimos: la “más chunga”. A lo largo de un solo día podemos llegar a tomar muchas decisiones. Unas, tendrán consecuencias a corto plazo; los resultados de otras, los notaremos en un período más largo. La mayoría son decisiones involuntarias de las que apenas nos damos cuenta. Pero todas ellas conforman la experiencia que vamos adquiriendo.
En este caso, los efectos de nuestra determinación aparecieron a los pocos minutos de haberla considerado; y nos han dado mucha, pero que mucha experiencia. Quizás demasiada.
El camino elegido está cubierto de barro y nieve, la mezcla perfecta para unas motos que no cuentan con cubiertas de tacos. Como es evidente, a los pocos minutos de avanzar por allí nos quedamos atrapados en una trampa natural. Decidimos continuar con el camino, muy influidos sobre todo por unos pequeños pastores que aparecen de la nada cuando menos lo esperamos. Los jóvenes nos dicen que la pista se encuentra a sólo un kilómetro del punto en el que nos encontramos. Con esta frase nos guían durante unas horas, parecemos unos sabuesos en busca de un rastro, totalmente cegados, pues pensamos únicamente en llegar a nuestro destino, a pesar de que las condiciones se vuelven más hostiles a cada paso que damos. De repente, nos encontramos al final de un camino que desemboca en una empinada cuesta abajo, un inconveniente totalmente inesperado que hace que nos detengamos a pensar detenidamente cómo vamos a afrontar el reto. Es el momento de que seamos realmente conscientes de la situación en la que nos encontramos: estamos perdidos en mitad de la nada, con unas motos que no pueden avanzar, sin agua y acompañados de unos adolescentes que no entienden nuestro idioma y nos dan falsas esperanzas. En este instante no hay tiempo para las lamentaciones, no pasé miedo, lo único que pensé es que las motos no saldrían de allí. Haber tenido miedo habría significado el fracaso inmediato. El pánico te paraliza, aturde la mente, mezcla los pensamientos, crispa los nervios y te arrastra a una batalla entre el “yo” que quiere salir adelante y el “yo” que espera que la solución surja por sí sola. Con miedo esa batalla se pierde siempre. Por ello, nos mantuvimos serenos y meditamos detenidamente la forma de bajar la pendiente. Con ayuda de nuestros nuevos amigos bajamos uno a uno montado en su moto mientras que el resto del equipo se mantenía a ambos costados del vehículo. Una vez que superamos el desafío nos dirigimos a un universo nuevo. Los jóvenes que nos han acompañado durante el trayecto se han convertido, inesperadamente, en pastores de un rebaño humano, nos conducen como si fuéramos unos chiquillos, casi de la mano, a su realidad cotidiana. Vamos a descubrir una dimensión desconocida para nosotros, de la que únicamente teníamos constancia a través de documentales y reportajes: llegamos al asentamiento de una tribu bereber.
Y de repente el tiempo se para. Y gira. Y se vuelve a parar. No sabemos siquiera cómo ha sucedido, pero no podemos negar lo evidente. La máquina de Wells nos ha trasladado a una época anterior a la Edad Media en la que el hombre carece de las preocupaciones que agobian a la sociedad occidental. Es el ser humano en estado puro. Aún no ha sido corrompido por el dinero, el poder o el sexo y dedica sus días al disfrute de la naturaleza, a la vida contemplativa. Vive para respirar, para observar, para amar, para cuidar del rebaño. Vive para vivir.
Se produce entonces un choque de culturas. No nos entendemos, no conocemos nada, absolutamente nada, los unos de los otros, ni podemos incluso comunicarnos con palabras, pero ellos saben que necesitamos ayuda y sin dudarlo, nos la ofrecen. Nos la regalan. No esperan nada a cambio.
Media hora después ésta es la estampa: ocho individuos sentados alrededor de una hoguera cara a cara, contemplándose, sonriéndose, midiéndose en silencio. ¿Qué se dice a alguien que te abre las puertas de su hogar desinteresadamente cuando no se sabe cómo hacerlo? En este ambiente no son necesarias las palabras, con un gesto se expresa más que con diez frases seguidas. De repente uno de “los nuestros”, que es médico, se da cuenta de que una de las hijas de nuestro salvador cojea y en seguida le preguntamos (de la mejor forma que podemos) qué le ha sucedido y si podemos reconocer el tobillo más de cerca. ¡Qué suerte contar con un traumatólogo en el equipo! (tomad nota por si se os ocurre hacer un viaje de estas características en el futuro: MÉDICO, MIEMBRO ESENCIAL, SI ES “DE LOS HUESOS” MEJOR). La pequeña tiene un esguince. Carlos se ocupa de inmediato del problema, le venda el pie y les explicamos que se tiene que tomar un antiinflamatorio cada día las tres próximas jornadas. Este pequeño gesto por parte de “Caballo loco” provoca un giro inesperado en la situación: nuestro salvador quiere ahora ser salvado también y, creyéndose que Carlos es un “manitas” del cuerpo humano, abre la boca para enseñarnos la dolencia que padece. En poco tiempo ha surgido una simbiosis perfecta, nos necesitamos mutuamente.
Tras pasar la noche con nuestra nueva familia, comienza a despuntar el cuarto día de nuestro viaje. Disponemos realizar una pequeña expedición sin motos para reconocer el terreno que nos rodea y averiguar cuántos kilómetros nos separan del Circo de Jafar. Es entonces cuando, después de unos cuatro mil metros a pie, nos damos cuenta de que estamos más lejos de lo que podíamos imaginar. Ante esto, comenzamos el recorrido de vuelta a la casa de nuestros salvadores, en donde además, habíamos dejado nuestros vehículos. La mejor solución será deshacer el camino que nos llevó hasta ellos. Aunque será un viaje de vuelta bastante duro, estamos preparados, puesto que hemos descansado durante la noche, ya no llevamos sobre los hombros el peso de la fatiga acumulada el día anterior.
Tras la despedida pues, iniciamos el periplo. La máquina del tiempo vuelve a ponerse en marcha para enviarnos de nuevo a la época a la que pertenecemos. Regresamos al camino que tanto nos costó superar la vez anterior. Nuestros pequeños pastores nos acompañan y ayudan a subir la empinada rampa. Ya todo comenzará a ser más fácil a partir de ahora. Las fuerzas vuelven a nuestro cuerpo y después de unas cuantas horas nos encontramos en el inicio del sendero que decidimos tomar apenas 24 horas antes y que tantas sorpresas nos ha deparado.
Desde aquí partiremos a Meknes, y así hasta llegar Tánger y a Algeciras. De nuevo en casa. De nuevo a la rutina. Sin embargo, hemos vuelto cambiados. Esta aventura nos ha abierto la mente, nuestros horizontes abarcan más terreno que hace una semana. Ha sido una experiencia única, sobre todo de convivencia. Los lazos que nos unen se ha reforzado y nos han atado además a una familia que nunca podremos olvidar. Tampoco queremos hacerlo. Nos ha demostrado que el ser humano es generoso, a pesar de que sea difícil apreciarlo en el mundo materialista en que vivimos. Se puede ofrecer todo sin esperar nada a cambio. Se puede querer sin conocer, pues amar no es besar, abrazar o llorar una pérdida. Amar es tender una mano al que lo necesita. Amar es compartir. Amar es lo que hemos vivido. Los bereberes aman, y nosotros los amamos a ellos.
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
iMPRESIONANTE ¡¡¡
Parece un relato de novela, por cierto muy bueno.
Esas vivencias son las que nos hacen ser una cosa u otra.
Me alegro haberte leido aunque parece un tocho, resulta muy enriquecedor,
sin tan siquiera haberlo vivido.
salu2
Parece un relato de novela, por cierto muy bueno.
Esas vivencias son las que nos hacen ser una cosa u otra.
Me alegro haberte leido aunque parece un tocho, resulta muy enriquecedor,
sin tan siquiera haberlo vivido.
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
FENIX escribió:iMPRESIONANTE ¡¡¡
Parece un relato de novela, por cierto muy bueno.
Esas vivencias son las que nos hacen ser una cosa u otra.
Me alegro haberte leido aunque parece un tocho, resulta muy enriquecedor,
sin tan siquiera haberlo vivido.
salu2
Muchas Gracias Fenix por tus palabras. Ahora preparo las fotos y vídeos, te puedo adelantar que hay unas fotos realmente INCREIBLES del National Geographic ya veras.
Rafagasssssss
- javinat
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Me alegro mucho que a pesar de lo vivido la experiencia haya sido enriquecedora. Después de leer la crónica, estoy deseando ver las fotos y los vídeos. Un saludo.
Galería de fotos:
http://picasaweb.google.com/javinat.goldwing
[img]http://img294.imageshack.us/img294/9603/javinat.jpg[/img]
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Re: Semana Blanca "La Conquista del Atlas"
Un relato magnifico y unas experiencias enriquecedoras e inolvidables