Extremadura Guay

[fonso]

Esta Semana Santa hemos realizado una ruta preciosa que me gustaría compartir con vosotros, en agradecimiento a las personas y tierras que me han hecho senitrme como en el cielo durante 5 días.


Dice la leyenda que cuando Dios hizo al mundo, el último día descansó y postró su mano con los dedos extendidos y así se formaron las rías gallegas. Creo que la leyenda olvidó decir, que su otra mano debió reposar sobre otra tierra llamada Extremadura, y sus dedos surcaron el valle del Jerte.

Enero llamaba a su fin cuando en casa de Fran, tomándonos un cafecito, proyectábamos nuestra salida de Semana Santa. No fue fácil encontrar alojamiento para 4 parejas pero al final lo conseguimos en una casita rural de Jaraiz de la Vera.

El pasado día 23, después de haber abandonado un compañero la aventura por rutas Extremeñas, y en un trís de quedarme en tierra por enfermedad de mi eterna compañera, salimos la Pan de Raúl y Begoña y las Goldwin de Fran y Silvia y del que suscribe, Alfonso y Bea; cargadas como mulas de carga hacia el viaje reconfortante de unas vacaciones por tierras extremeñas.

No con poca lluvia, fuimos avanzando sin prisas pero sin pausas desde Vigo hasta la Gudiña, donde un café reponedor, nos hacía entrar en el comienzo de una ruta inolvidable.

Entrada bien la tarde, salimos de la autovía de las rías bajas, para entrar en las carreteras nacionales que camino de Salamanca, nos hacían atravesar Zamora; no sin temor, ya que su empresa más floreciente es al departamento de recaudación de infracciones de tráfico de la benemérita.

Una vez llegado al hotel, gracias al GPS de Garmin montado sobre la GW de Fran, dimos cuenta de los pertrechos y nos fuimos de tapeo por la culta Salamanca. Preciosos los pasos de Semana Santa rumbo a cafeto de copichuelas donde planificamos el viaje del día siguiente.

Una vez desayunados la mañana del Jueves, no podíamos abandonar la ciudad helmántica si una visita a la plaza, la casa de las conchas, ver la rana sobre la calavera, y encontrarnos en una catedral con la selección china de fútbol, que perdería horas más tarde con nuestros futbolistas.

Continúa

[fonso]

Una vez partimos hacia nuestro destino de Jaraiz de la Vera, la moto que enamora a todo el que la prueba, que verdad es que no importa el destino, sino el camino en si mismo. La primera parada, La Alberca. Que buen gusto de pueblecito dedicado a nosotros los giris, donde la comida a base de jamones ibéricos quesos y demás riquezas culinarias de la zona, nos aplacaron el hambre para pasear por sus estrechas callejuelas, llenas de color y bullicio; que te envuelve y deseas que no pasen las horas para no tener que abandonar la capital de las Batuecas.

Pero el tiempo castigador no para y el viaje se debe proseguir curveando con las ruteras incansables de sonido suave y andar alegre, hasta el otro parque del día Candelario. No sin antes pasar por Bejar, las motos empezaban a subir los pocos kilómetros que la separan de la villa de Candelario. Otra exquisitez de la zona, con sus calles bañadas en cascadas de agua fresca, empinadas como pocas, pero con la recompensa de su equilibrio arquitectónico, que ya quisieran para sí ciudades de prestigio y nombre.

Ya estaba atardeciendo, cuando partimos de tierras salamantinas para adentraron ya en las cacereñas. Parada obligada en Hervás para seguir una caravana de quads que iban en procesión por el pueblo y viendo la belleza de nuestras monturas nos invitaron a la comitiva. Que buena gente la extremeña. Comenzamos la subida a la montaña que separa Hervás de Jerte, con unas vistas espectaculares en el alto, viendo ya la fauna de la que puede presumir esta tierra por abund

[fonso]

. Comenzamos la subida a la montaña que separa Hervás de Jerte, con unas vistas espectaculares en el alto, viendo ya la fauna de la que puede presumir esta tierra por abundante y salvaje.

Bajando rápido hacia Jerte, no pudimos divisar de todo su esplendor de cerezos en flor; ya que la luz nos había empezado a abandonar, y el cansancio nos obligaba a exprimir nuestros monstruos devora kilómetros hasta Plasencia y giro a la izquierda, donde nos esperaba un suculento manjar en la Casona de Jaraiz de la Vera, previo deguste de las birras de Yuste; que dicen lugareños que una multinacional cervecera es la que realiza su embotellamiento, pero eso sí, con la receta de los monjes de Yuste. Si, digo bien con la receta, porque esa cerveza es como una medicina reponedora tras ya cercanos los 800 km. De ruta.

Una vez levantado el viernes, ya sin carga en las maletas, con ropa de faena, tocaba la ruta de los conquistadores. Empezamos rumbo sur, dirección Navalmoral de la Mata, atravesamos el embalse de Valdecañas, y la carretera se hacia apropiada para comprobar la respuesta en bajos de las Hondas. Las marchas se estiran con música de violines hasta el infinito. ¡Que disfrute de carretera! La parieron para ir en moto. Ni que decir tiene la bajada hasta Guadalupe. Impresionante. Es la cuna la de nuestro compañero Emilio.

En las puertas de Guadalupe mi maltrecha Beatriz se queja de sus afecciones, pero una posterior pócima de manzanilla y anís, la deja en puertas de una comida agradable en Cañamero. No sin antes dar cuenta de nosotros una tormenta con una catarata de agua sobre nuestras monturas, que sólo el buen atuendo nos libro de amargarnos el resto del viaje.

Después de la sobremesa, raudos y alegres hasta Trujillo. Fotos a raudales de la plaza y caballo de Pizarro, subida por el parador hasta lo alto de la villa y corte del conquistador.

[fonso]

Mejor no decir nada de una villa que era el preámbulo de la maravilla arquitectónica de Cáceres. Sus muros, casas flores en las ventanas, y pasos muchos pasos. Es la Semana Santa donde salen a la calle todas las cofradías. Fran, nuestro dicharachero, no se contuvo en pedir el casco romano, del que dio buena cuenta nuestro reportero Raúl con su cámara siempre lista.

Ya en las postrimerías de la tarde, y ante perezas posteriores, despegamos hacia Jaraíz pasando por Plasencia de la que daríamos cuenta dos días más tarde. Nos acordábamos de la cervecita de Yuste, porque hoy si que las motos tenían alas. Antes de que nos acogiera de nuevo la lluvia en sus brazos, la orquesta de las 6 cilindros acompañadas por la soprano de 4, las luces potentes e inmensas de la todopoderosa GW, muestra el camino, por otra parte ya conocido de retorno a Jaraiz.

Pero el día aún no había acabado, embriagados de moto, había que alimentarse para reponer fuerzas para el sábado. ¿Y que menos que con un chuletón al punto, chuletillas de cordero y una pierna de cabrito, entre otros entretenimientos? Si es que en esta vida, todo lo bueno engorda, es pecado o son las dos cosas.

[fonso]

Sábado de eliminar lastre. Cambiamos los caballos mecánicos por los ecológicos.
Al frente, nuestro entrañable Jacinto. De poco más de 1,50m y 50kg. que daba cuenta de su indomable corcel a mamporrazos, que a nuestro intrépido Fran, lo tildó de “el hombre que susurraba a los caballos”. Pero que mejor guía que aquel que nos deja cabalgar a nuestro ritmo por un paraíso de la naturaleza, donde llanos repechos y riachuelos se atravesaban a nuestro paso, haciéndonos emocionar de la belleza del paraje y lo fabuloso de nuestras galopadas, como si de subir de vueltas se tratase, y evidenciando al mismísimo John Wayne. Para no variar, encima de los caballos a mitad del recorrido, nuevo chaparrón. Pero son vacaciones y hasta el agua nos hizo reír; eso, y “ el hombre que susurraba a los caballos”

La mañana tocaba a su fin, pero los viejos moteros nunca mueren. Había que sacar provecho de esta tierra que te embriaga de vistas y lugares. Una comida a pocos kilómetros en Garganta la Olla, con sus amenazantes bandos municipales, no haciéndose responsables de los petardos que horas más tarde cubrirían como una nube estruendosa el techo del pueblo.

Era la hora de cierre cuando llegamos al monasterio Yuste. Pero los exteriores, presagian la paz y sosiego que los monjes disfrutan en tan recóndito paraje.

El día estaba apagándose, cuando el juerguista Raúl propone al resto de la tripulación hacer un botellón de ron con coca cola en el salón de la casa rural. Un servidor al que le tildan la goma, por su forma de conducir desde el fondo del pelotón, secunda la idea. Paso por la tienda más cercana, llenamos alforjas; pero como no sólo de ron vive el hombre, unas lonchitas de jamón y queso, también cupieron en las maletas.

¡Qué noche! Tanto que al levantarnos y ver la moto de Fran sin 2 kilos de asiento, pensamos que debimos pasarnos con el botellón. Pero no. Según cuentas los lugareños, fue el perro.

[fonso]

Ya era domingo; era el último día, antes de que la tristeza hiciese mella en nosotros, salimos prestos por los pueblecitos de la Vera. Que puedo decir de pueblos que anidan en una carretera serpenteante, divisora de la planicie y la montaña. Y dejamos Aldeanuela, pasamos por Jarandilla, llegamos a Losar, y no podía ser de otra manera. Fue ver los arbustos hechos arte, con infinidad de formas y ocurrencias variopintas, que nuestro animador infatigable Fran, nos relata como la leyenda cuenta que es la villa donde se entrenó, Eduardo “manos tijeras”.

Pero la ruta proseguía y Villanueva, el Madrigal y un millón de curvas sinuosas al sur de Gredos, caían ante el caminar de nuestras Hondas. Por fin un refrigerio en Arenas de San Pedro. Y vuelta a la moto. Ahora sí había que afinar las manos. Subida donde las haya, hasta sierra de Gredos, pasando por Mombeltrán hasta Hoyos del Espino. En el alto de la subida, donde los coches no parecían ir más rápido que las ramas de los árboles a nuestro paso, divisamos el laborioso camino empedrado de los romanos hasta la cima de la montaña.

Una vez sacadas las fotos de rigor en la nevada subida a la laguna, bajamos a dar cuenta de un chuletón de Ávila como era menester en esta tierra. No se que nos gusta más, si la moto, o la comida. Pero de todas formas, no están reñidas.



Era más allá de la sobremesa, cuando en el Barco de Ávila nos aprovisionamos de las yemas, de habones, lomo, chocolate “El canario”; pero lo bueno del camino seguía endulzándonos la vista, y el tacto del acelerador de unas motos que parecer enloquecer comiéndose los kilómetros.

Llegado a la imaginaria división de comunidades, empezamos a bajas las empinadas curvas que pasando por Tornavacas, empezaban a dejar entrever el valle del Jerte; otra obra divina de la naturaleza. Ahora si vimos los cerezos en flor.

El zumbido de los suaves motores, nos llevaron a Plasencia. Raúl y Fran dieron cuenta del parador, mientras el que suscribe, y mi sufrida Beatriz, nos internamos en Manfragüe. IM- PRESIONANTE. Buitres, milanos,… el Tajo, Dios, que bello. ¿Y a quien se le ocurrió poner una señal de prohibido pasar de 30 Km/h? si es que nadie pasa de 10. No sabes a donde mirar. Y que paz. No podía tener mejor fin este fin de semana que el Parque de Monfragüe.

El lunes retorno hacia la terriña. Lluvia; monotonía de viento y lluvia durante 600km. Que sólo las grandes ruteras son capaces de despreciar. Y a las 6 de la tarde, mirandas cómplices. Estábamos otra vez en casa, juntos contentos, un poco menos ignorantes, y cansados. Fue intenso el viaje, pero valió la pena. Que bonita eres Extremadura; prometo volverte a ver.

[tempodevil]

Tuve el placer de realizar ese mismo viaje la semana santa del 2004, de acuerdo contigo que es una zona realmente preciosa que quiza pronto vuelva a repetir, ademas el buen tiempo nos acompaño todo el viaje a excepcion de un par de dias con viento.
Si fuiste a Hervas espero que no te perdieses el museo de la moto, si no no teneis perdon.

[micokest]

Que viaje tan majo, muy bueno el reportaje, aminaros a escribir para la revista "Panorama" asi podremos compartir nuestras rutas

[rnieto]

peaso relato de mi tierra morenaaaa...noraguena Fonso
Impresionante esa despedida sobre la ignorancia, muy modesta...
Saludinessss

[KONAN]

Fonso enhorabuena por el viaje y el relato.............

[chuchogts]

Saludos, muy bueno el relato GRACIAS por deleitarnos con ese bonito viaje

[Tranky]

Enhorabuena por el relato, el viaje...se nota que lo habeis disfrutado

[Moby Dick]

Fonso, acabas de abandonar el mundo de la moto e introducirte (pero en firme) en el mundo de la literatura. El paisano Camilo a tu lado ha quedado como un analfabeto.

Con esas descripciones referentes a la GW vas a hacer que Cbaena apure el cambio de moto (aunque le duela).

En serio, enhorabuena también por el relato y sobre todo por el viaje. Ya me lo ampliarás cuando nos encontremos.

Un saludo.

[fonso]

Pues Juanra, decirte que Carlos acaba de caer de la burra abajo, y es el 7º de la panda con GW. Ya sabes, donde más GW por metro cuadrado hay

Gracias por vuestros comentarios, pero por mucho que me esmere, nunca podré describir las maravillas que he visto, como se merecen.

[fran650]

Fonso la proxima vez que te animes a bajar por estas tierras dame un toque!!!!!!



Extremadura tiene parajes de ensueño pero no lo digas muy alto que despues se masifica y pasa lo que pasa

[corujoxx]

Enhorabuena por el relato y por el viaje.
Mi pareja es del Valle del Jerte, concretamante de Losar de la Vera, así que intentaré no tardar mucho en seguiros la pista a ver si alguien se acuerda de vosotros.

Eso, sí, espero no ver al perro devora-asientos.