MADRID.- El piloto francés Richard Sainct, triple campeón de Rally París-Dakar, murió el 29 de septiembre a los 34 años mientras participaba en una de las etapas del Rally de los Faraones, disputado en el desierto de Egipto.
La gran afición de Sainct (Saint Affrique, 1970 - Siwa, 2004) desde pequeño fueron las motocicletas. Con apenas seis años, era uno de los habituales en las rutas que su padre y sus amigos hacían por las montañas de la región.
"Mi moto de trial de 50 centímetros cúbicos se convirtió en mi gran pasión", afirmaba el piloto francés. No era nada extraña esa afición en la región gala de Saint Affrique, muy próxima a los Pirineos, donde gran parte de la población se veía seducida por las dos ruedas. Eran tiempos en los que Cyril Neveu y Hauber Auriol se repartían la gloria en la otra 'Affrique', la situada a orillas del Mediterráneo.
No sería hasta finales de los ochenta cuando se produciría su salto definitivo a la élite en la categoría de enduro. "Siempre quedaba entre los cinco primeros, pero nunca ganaba. Esa era mi plaza habitual", solía afirmar Sainct cada vez que recordaba con cariño sus inicios.
Una sigilosa carrera por el motocross siendo un adolescente dio paso a su gran pasión situada en África. A Sainct siempre le fascinó la aventura del Dakar. Los misterios que el corazón de África ocultaba en sus desiertos detrás de gigantescas dunas. Atravesar el Sahara se convirtió en una obsesión retrasada hasta mediados de los 90, en plena dictadura de su compatriota Stephan Peterhansel.
Su primera participación en el Dakar se produjo en 1991, después de ganar una moto Kawasaki en un concurso. Ese año no llegó a terminar la carrera, en la que su participación fue testimonial.
"Correr el Dakar... es un sueño que tengo desde niño", eran palabras de un imberbe Sainct que, de la mano de Honda, vería cumplido su deseo a mediados de los 90, cuando por primera vez consiguió terminar la prueba. Sin embargo, serían KTM y BMW los secretos de su éxito.
En dos etapas diferentes, se convirtió en una de las pesadillas de centauros del desierto como Arcarons, Orioli o Peterhansel, tomando el relevo de este último en el palmarés de la competición.
Una explosión deportiva basada en sus victorias en tierras del inexplorado continente, vía París, de 1999, 2000 y 2003. El último rally de su vida, el más exigente de los disputados, tuvo lugar en su idolatrada África. Egipto, y su prueba de los Faraones, fueron testigos directos de la última caída de Richard Sainct.
